¿Qué es la displasia oral y por qué aparece?
La leucoplasia oral es una lesión caracterizada por la presencia de manchas o placas de color blanco en la lengua o en la mucosa de la boca. Esta condición se distingue por no desprenderse al raspado y no puede ser relacionada o clasificada clínica o patológicamente con ninguna otra enfermedad. Es importante prestarle especial atención, ya que se considera una lesión precancerosa, con un riesgo documentado de evolucionar hacia cáncer oral, que oscila entre el 2% y el 5%.
El consumo de tabaco es el factor predisponente más común en el desarrollo de estas lesiones blancas. Puede estar asociado o no al consumo excesivo de alcohol, una alimentación inadecuada con deficiencias vitamínicas, mala higiene oral o malos hábitos como el mordisqueo constante de las mejillas. Sin embargo, también pueden aparecer en individuos no fumadores, en cuyo caso se consideran idiopáticas o de origen desconocido.
Por lo general, la leucoplasia oral es asintomática y rara vez causa molestias o dolor, por lo que suele descubrirse durante exámenes rutinarios en la consulta del odontólogo.
Después del hallazgo, se establece un diagnóstico provisional inicial basado en las características de la lesión, como su morfología, localización, extensión y sintomatología, además de obtener una amplia historia clínica del paciente. Sin embargo, es necesario realizar una biopsia para determinar los detalles histológicos de la lesión y así establecer un diagnóstico definitivo.
El tratamiento de la leucoplasia oral implica la modificación de los hábitos y la eliminación de los factores de riesgo. En la mayoría de los casos, cuando las lesiones son pequeñas y evolucionan de manera favorable, la observación puede ser suficiente. Es fundamental dejar de fumar, evitar el consumo de alcohol y reducir los microtraumatismos. Según los estudios, al eliminar el tabaco, el 50-60% de las leucoplasias orales desaparecen en un período de 6 a 12 meses.
En casos más severos, se puede optar por un tratamiento quirúrgico, que puede implicar la escisión quirúrgica, la criocirugía o el uso del láser de CO2, siendo este último el más recomendado. Además, existen tratamientos médicos que incluyen el uso de ácido retinoico tópico, vitamina A y derivados, o vitamina E, aunque no se consideran efectivos a largo plazo y pueden presentar efectos secundarios significativos.
Después de seleccionar el tratamiento adecuado y evaluar los resultados, se puede adoptar una actitud de espera con el caso, realizando revisiones cada 6 meses si el tipo de leucoplasia oral lo permite y no presenta signos de alteraciones o displasia, y estando atentos a cualquier cambio mínimo.
En casos de leucoplasias orales con displasia, las revisiones deben llevarse a cabo cada 2 o 3 meses, con controles histopatológicos constantes (nuevas biopsias) y un amplio control de los factores de riesgo y los hábitos del paciente durante estos períodos.
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